domingo, 10 de febrero de 2013

Educación Inclusiva


Hemos visto como el sistema escolar, una vez superado el planteamiento de la Educación Especial que condujo a la segregación, acepta en su sistema ordinario a los alumnos con discapacidades, siempre que sea posible y los especialistas así lo aconsejen. Es la llamada Integración en la escuela. Pero esta integración no está exenta de ajustes sobre lo que se considera normal, lo que hace resaltar la diferencia, es decir, lo no normal, por lo que los compañeros pueden percibir un trato distinto o extraño, y los profesores como un trabajo extra.
Nos parece un acierto el integrar en la escuela ordinaria a alumnos con discapacidades, ya que al estar en contacto con compañeros, aprenden a socializarse, se dan cuenta de la realidad, de cómo es el mundo en dónde viven, y las dificultades que se pueden encontrar. Su cerebro intenta ir al ritmo de los demás, cosa que estando apartados o segregados no haría. Puede que aprendan a un ritmo menor, o que aprendan menos que otros, pero no están marginados o segregados, que nos parece más importante que el aprender más o menos. Al estar en la escuela ordinaria pueden participar en todos los actos que ésta organiza, y con ayuda de todos sus compañeros y profesores, puede sacar los objetivos mínimos fijados. Decir que no sólo alumnos con discapacidades tienen dificultades en la escuela ordinaria, también están los inadaptados, los superdotados, los que sufren acoso escolar, maltrato en el hogar, problemas familiares, económicos,… Todo esto nos lleva a la conclusión que la escuela ordinaria no es solamente un sitio para enseñar, sino también un sitio de socialización y vertebración de la sociedad, de educación cívica, de valores, de personas de toda la sociedad. La escuela además de enseñar debe educar, y haciendo diferenciaciones y segregaciones no se consigue.
 Pero el planteamiento de la integración, como hemos dicho anteriormente, necesita de ajustes y trabajos extras, enfocando el trabajo a un sentido exclusivamente individualista, centrado en la problemática individual, con estrategias centradas en el individuo. Si a ello le añadimos el término “especial”, con el paso del tiempo adquiere un sentido peyorativo. Esto ha llevado a utilizar otros términos, como el de “necesidades educativas específicas”, o más amplios como “atención a la diversidad” o “inclusión educativa”. Se propone, en vez de un enfoque individualista, un enfoque más social, desde un planteamiento basado en que la discapacidad no es un atributo de la persona, sino un complicado conjunto de condiciones, muchas de ellas creadas por el ambiente social, de índole político. A veces, las discapacidades las crea la sociedad, no las lleva la persona, y muchas personas que se consideran capaces para unas cosas, son incapaces para otras.
La educación inclusiva tiene como característica fundamental la preocupación por la diversidad, la reestructuración por las escuelas y la vinculación con la sociedad. Se basa en la valoración de la diversidad como elemento enriquecedor, y en consecuencia, favorecedor del desarrollo humano. Se considera una escuela diferente por no ser una escuela para un determinado tipo de alumnos, sino que es para todos.
La educación inclusiva implica que todos sus alumnos aprendan al máximo, en oposición a los objetivos mínimos establecidos tradicionalmente, juntos e independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales, y por tanto, se incluyen al alumnado con discapacidad. De esta forma todos los estudiantes son valorados por sí mismos. Este planteamiento considera que no existe ninguna razón legítima para separar a los niños, reduciendo el miedo, los prejuicios y aumentar el respeto y la comprensión hacia las personas con discapacidad. Todos los alumnos pueden beneficiarse de una enseñanza adaptada a sus necesidades y no sólo los alumnos con discapacidades.
La inclusión conlleva cambios más radicales que la integración, implica una reestructuración del entorno-ambiente (organización, currículum, métodos, recursos y procedimientos) para prestar atención a todos los alumnos, además no es algo puntual, su desarrollo no tiene fin, pues tiene como objeto el incrementar el aprendizaje y la participación de la diversidad de estudiantes, la atención adecuada a la diversidad de las necesidades educativas. Para ello se plantea transformar la cultura, la organización y las prácticas en las instituciones educativas, eliminar barreras físicas, educativas e institucionales que limitan el aprendizaje de todos los estudiantes para que todos tengan cabida, realizar una reflexión sobre las barreras existentes para la participación y el aprendizaje, adaptar y articular espacios y recursos personales (profesorado, familia iguales) y materiales oportunos. Otro tipo de barreras pueden ser las propias creencias del profesorado, de la familia e incluso de los propios alumnos con discapacidad. Si algún alumno necesita algún tipo de refuerzo, no debe suponer la pérdida de oportunidades con respecto al resto, se debe dotarse de los recursos necesarios, como por ejemplo, con profesionales en el aula o clases de refuerzo en horarios diferentes.
La educación inclusiva considera a la educación separada como parte de la educación general, considera válidas todas las formas de escolarización existentes, siempre que respondan de la mejor forma posible a las necesidades de un alumno en particular. Por lo tanto la educación inclusiva no se refiere tanto a la colocación de un estudiante como a su participación en la sociedad. Sea cual sea el tipo de escolarización adoptada, el centro educativo ha de promover su participación mediante la convicción de su pertenencia a una comunidad, comprometiéndose con su propio desarrollo y el de su entorno. Una persona con discapacidad pertenece a una comunidad escolar y social. Con este planteamiento se comienza a luchar contra la exclusión.
La educación inclusiva tiene como propósito prestar una atención educativa que favorezca el máximo desarrollo posible de todo el alumnado y la cohesión de todos los miembros de la comunidad.
La comunidad educativa está integrada por todas las personas relacionadas con el centro: alumnos, profesores, familias, otros profesionales que trabajan en el centro, administración educativa, administración local, instituciones y organizaciones sociales.
Todos los componentes de la comunidad educativa colaboran para ofrecer una educación de calidad y garantizar la igualdad de oportunidades a todo el alumnado para participar en un proceso de aprendizaje permanente. La inclusión educativa se guía por los siguientes principios fundamentales:
  1. La escuela debe educar en el respeto de los Derechos Humanos y, para hacerlo, organizarse y funcionar de acuerdo con los valores y principios democráticos.
  2. Todos los miembros de la comunidad colaboran para facilitar el crecimiento y desarrollo personal y profesional individual, a la vez que el desarrollo y la cohesión entre los iguales y con los otros miembros de la comunidad.
  3. La diversidad de todas las personas que componen la comunidad educativa se considera un hecho valioso que contribuye a enriquecer a todo el grupo y favorecer la interdependencia y la cohesión social.
  4. Se busca la equidad y la excelencia para todos los alumnos y se reconoce su derecho a compartir un entorno educativo común en el que cada persona sea valorada por igual.
  5. La atención educativa va dirigida a la mejora del aprendizaje de todo el alumnado, por lo que ha de estar adaptada a las características individuales.
  6. La necesidad educativa se produce cuando la oferta educativa no satisface las necesidades individuales. Consecuentemente, la inclusión implica identificar y minimizar las dificultades de aprendizaje y la participación y maximizar los recursos de atención educativa en ambos procesos.

Educación y Discapacidad

Cuando hablamos de personas discapacitadas, casi siempre pensamos en personas con deficiencias psíquicas y físicas, las cuales necesitan de un cuidado especial, atención preferente, médicos, especialistas, fármacos, etc…, es decir, estamos pensando en un modelo médico, no pensamos en el modelo de social o el de integración. Pero estas personas también necesitan una cosa muy importante, que es la educación, pues les condicionará en mayor medida la posibilidad de acceder a vías de participación y normalización social, como por ejemplo, el poder conseguir un empleo. Esto ayudará en su integración en la sociedad, dejando de ser personas “especiales” y “discapacitadas”, siendo la educación un pilar fundamental para favorecer su autonomía y la inclusión social. Como dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos, todas las personas tienen derecho a la educación. Hoy en día el 75% de la población europea con discapacidad no pasa de la educación obligatoria y menos del 10% llega a la universidad.
Otro tema a tratar sería la educación para las personas “sin discapacidad” para que entiendan y acepten el modelo de social y de integración, con una formación cívica, combatiendo actitudes discriminatorias, creando comunidades de acogida, en definitiva, construyendo una sociedad integradora.
“Todos presentamos Necesidades Educativas, pero algunos alumnos o personas presentan Necesidades Educativas Especiales. Estas tienen un carácter dinámico, ya que aparecen entre las características propias del sujeto y lo que entrega el sistema o programa de estudio. Las NEE no son siempre relacionadas a una dificultad de aprendizaje, también pueden presentarse porque el alumno capta y aprende demasiado rápido, por lo que necesita estar avanzando y aprendiendo más cosas que los demás. Para ambos casos, deben realizarse adaptaciones curriculares, y buscar la metodología o estrategia de trabajo adecuada para poder satisfacer aquellas necesidades educativas especiales”.  --> Enlace:

La educación para personas discapacitadas no debe consistir  solamente en el logro de que acudan a un centro escolar en condiciones de igualdad y normalidad, también debe consistir en favorecer el pleno desarrollo de la persona, preparándola para enfrentarse a las exigencias de la vida y de la sociedad, siendo esto válido para todas las personas.
Sin embargo, parece que la educación inclusiva se restringe a la educación obligatoria, y que la educación secundaria obligatoria, formación profesional y la universidad, tengan enormes dificultades para las personas con discapacidad. Esto nos lleva a unas condiciones de exclusión encubierta, en donde las condiciones de igualdad no existen para las personas con discapacidad a con el resto de la población.
Estas reflexiones nos llevan a pensar si la educación pese a sus buenas intenciones y planteamiento, está realmente al servicio de la integración o sirve como mecanismo de exclusión a determinados sectores de la población, no solamente para personas con discapacidad, sino sectores de población con escasos recursos económicos, inmigrantes, etnias, etc… Estos sectores tienen grandes recelos a llevar a sus hijos a centros concertados, bilingües, (por no mencionar los privados) habiendo una selección de estudiantes encubierta, y una educación de clases. Además, una vez dentro del aula, según el tipo de educación, metodología, estrategia, puede favorecer más a unos alumnos que a otros, con lo que se vuelve a producir una exclusión, ya que la educación actual sigue sin contemplar una educación integrador e inclusiva, una vez por falta de recursos, y otras por falta de actitud de los profesionales de la educación.
No debemos de hablar solamente  de integración escolar, sino también de integración social y laboral.
Este modelo contempla una posición intermedia, entre los determinismos biológicos y médicos y que la educación lo puede hacer todo. Adopta una visión optimista y considera al estudiante como un ser humano con posibilidades de formarse y realizarse, sean cuales sean sus características físicas y psíquicas.
Existen varios tipos de integración: física, funcional, social y en comunidad. Sin embargo esta diferenciación de integraciones no tiene sentido, ya que en ocasiones se le aparte del resto del alumnado para alguna formación especial o específica, con lo que se vuelve a la segregación (esto también es válido para alumnos con alto rendimiento escolar).
Por ello la verdadera integración escolar sólo puede ser la que se produce cuando el alumno con necesidades educativas especiales participa en un modelo único y general, que contemple las diferencias y se adapte a las características de cada alumno, al margen de compartir espacios comunes, que es algo fundamental pero no suficiente.
Actualmente el sistema educativo acoge al alumno con discapacidad y adopta un planteamiento de atención a la diversidad.
Las necesidades educativas se consideran como necesidades que todos los alumnos tienen de forma diferente y que precisan de respuestas acordes con dichas necesidades, pudiendo ir desde las especiales a las ordinarias.
Se considera que cualquier alumno puede experimentar dificultades para aprender en un momento u otro de su escolarización, es decir, no solo necesitan ayuda los discapacitados, sino todo tipo de alumnos, ya que por un motivo u otro no se adaptan al sistema escolar o a la educación secundaria, comenzando los problemas de fracaso escolar, absentismo.
La deficiencia se entiende desde una perspectiva educativa y contextual, de modo que las dificultades educativas resultan de la interacción entre las características del alumno y el currículum que la escuela ofrece. El nuevo contexto, profesorado, amistades, currículum, pueden afectar a todo tipo de alumnado, y el profesorado debe atender a todos estos tipos de problemas, siendo muchas veces, mayores estos problemas que los de los alumnos discapacitados.
Es normal encontrar alumnos brillantes en la educación primaria, pero que al pasar a la secundaria encuentran verdaderos problemas para adaptarse y seguir con el ritmo con la brillantez que lo hacían en primaria. Hay que encontrar las causas por las que existen alumnos que no se adaptan al método de enseñanza, ya que en principio todos los alumnos son iguales, y su rendimiento depende de muchos factores. Todos con capaces y hay que ayudarles a conseguir los objetivos.
La gran heterogeneidad de los alumnos con discapacidad hace que la intervención no tenga un patrón único educativo, por lo que  es fundamental la evaluación de dichos alumnos por profesionales para que establezcan para cada caso planes de actuación en relación con sus necesidades educativas especiales. Esta evaluación se realiza recogiendo información respecto a las características del alumno, del contexto socio-familiar y del contexto escolar, para ajustar de forma interdisciplinar (terapéutica, educativa, psicopedagógica y social) la respuesta educativa a las necesidades del alumno. Todo ello determinará cuales son las necesidades educativas, las ayudas técnicas, adaptaciones y personal de apoyo que precisa y las posibilidades educativas. Una vez identificadas estas necesidades se tomaran las decisiones pertinentes, como el concretar la oferta educativa ordinaria o específica más adecuada para cada caso.
La intervención con alumnos con necesidades educativas especiales se llevará a cabo tan pronto como sea posible, en cuanto se observen indicios de esa condición y después de haber realizado una evaluación psicopedagógica.
La situación de la atención de los estudiantes con discapacidad cambia en gran medida de una comunidad autónoma a otra y de la etapa educativa en la que se encuentren. Si hablamos de la etapa educativa los problemas son bastantes comunes entre las distintas etapas, siendo problemas que parecen que están siempre y que en el mejor de los casos se soluciona muy lentamente.
Hablamos de numerosas barreras físicas y de comunicación, falta de transporte. Sigue habiendo una excesiva derivación a centros especiales, porque los centros ordinarios no están preparados para este tipo de alumnado, por falta de medios personales (personal especializado) y materiales, es decir, el problema económico de siempre, y si encima le añadimos el agravante de la crisis, parece que este problema tiene difícil solución. Al igual ocurre con las ayudas técnicas adecuadas como el hardware y software adecuado y específico, de comunicación.
Existe una ausencia notable de apoyo a las familias de los alumnos, y falta una coordinación entre las distintas instituciones y servicios (sanitarios, sociales, educativos, asociativos..).
Si nos centramos en la etapa de educación infantil, los problemas que encontramos son una insuficiente oferta de plazas, a los centros de educación especial solo pueden acceder los casos gravemente afectados desde los tres años y si viven en la población en la que se ubica el centro. Sigue existiendo una falta de coordinación entre la administración educativa, sanitaria y de asuntos sociales.
En cuanto a la etapa de la educación obligatoria los problemas más habituales son la escasez de profesionales especialistas, su inestabilidad laboral, falta de formación específica sobre la temática, tanto en profesores como tutores e incluso en los propios especialistas, la no aplicación de medidas de adaptación curricular por parte del profesorado, el cual no se implica por verse desbordado y no tener una preparación adecuada, siendo esto más habitual en la educación secundaria.
El paso de la etapa de la educación obligatoria a la posobligatoria conlleva el progresivo abandono de un número muy elevado de estudiantes con discapacidad, lo cual es muy perjudicial para ellos ya que es en esta etapa cuando se garantiza un mayor nivel educativo y acceso a la vida activa. Esto se debe en gran medida al bajo nivel de accesibilidad y a lo inadecuado del tipo de atención que se les presta, pues no existe obligación por parte del Ministerio de Educación de dotar a estos centros de personal cualificado, y también a que el profesorado de estos niveles educativos no tiene una actitud receptiva hacia la metodología de trabajo con este tipo de estudiantes.

Escuelas para Todos

Se parte del hecho básico y fundamental de que toda persona tiene derecho a la enseñanza, pero este hecho tan lógico no implica que todas las personas tengan las mismas oportunidades y acceso a dicha enseñanza, y acaben con resultados satisfactorios.  Existen una serie de factores que hacen que no todos los alumnos acaben su enseñanza obligatoria, y sobre todo no la aprovechen para su futuro y su vida. Los alumnos no son todos iguales, cada uno tiene unas características personales que los hacen diferentes unos de otros, unos con unas capacidades y otros con otras, ocurriendo que muchos alumnos no tienen las capacidades necesarias para superar con éxito la enseñanza obligatoria, tal y como está en funcionamiento actualmente. El sistema de enseñanza bancaria (Paulo Freire), en donde el profesor es el poseedor del conocimiento y lo deposita en los alumnos, como meros elementos pasivos y receptores de ese conocimiento debe ser superado. Este tipo de enseñanza está llevando al fracaso escolar a muchos alumnos.
La escuela para todos reivindica la capacidad de la escuela para potenciar las habilidades y capacidades de todos los alumnos, quiere conseguir experiencias educativas valiosas y significativas para todos los estudiantes, garantizando el logro de objetivos educativos de todos los alumnos. El profesor debe asumir un papel de facilitador del conocimiento, un mero intermediario entre el conocimiento y el alumno, dejando que el estudiante construya su conocimiento (constructivismo), sobre todo a través de la experiencia y la interacción (John Dewey), con un aprendizaje personal. El aprendizaje debe ser una construcción colectiva de conocimiento, que debe estar unida a las experiencias y sus entornos. Se debe promover el aprendizaje en colaboración con otras personas, no sólo con profesores y adultos, sino también entre iguales. Enseñar y aprender deben ser parte de la misma experiencia o proceso.
La escuela para todos parte del fundamento de que el aprendizaje es posible para todos, teniendo en cuenta las diferencias socio-culturales de los estudiantes, ya que como decimos no todos somos iguales, no hemos llegado a la enseñanza en las mismas condiciones, con las mismas experiencias, tenemos diferentes estilos de aprendizaje, motivaciones, asumiendo que estas diferencias no han sido creadas por supuestas deficiencias genéticas o discapacidades del alumno.
Dicho esto, la escuela para todos, reconoce que al estudiante como constructor de su propio conocimiento a través de sus experiencias escolares, formales y no formales. Hay que ser capaces de reconocer los puntos fuertes del estudiante y sus capacidades, las cuales se deben potenciar. A su vez el estudiante se responsabiliza de su aprendizaje, siendo activo y comprometido. Se le debe de proporcionar las herramientas y medios adecuados que den sentido a su experiencia de aprendizaje, en donde los profesores deben ser los que permitan la colaboración y la interacción, con un aprendizaje relevante, es decir, que lo que el estudiante aprende sea relevante o significativo para él. El papel del profesor debe ser de facilitador, capaz de planear y diseñar actividades con cuestiones reflexivas para estimular la exploración, implicación y reflexión. Es muy importante que al presentar estas actividades, el profesor se dé cuenta de que pueden llegar al estudiante de forma que pueda utilizar sus diversas capacidades y completar con éxito la actividad, es decir, cada alumno según sus capacidades debe realizar con éxito las actividades, ningún alumno debe quedar al margen, cada uno debe aprovechar sus capacidades.
Objetivos, recursos, actividades de la escuela para todos aplicables a programas proyectos educativos no formales, realizados por los educadores sociales.
Pienso que hay muchas similitudes entre la escuela para todos en el ámbito formal y entre el ámbito no formal. Si en la escuela para todos se piensa que todo alumno es capaz de aprender, en la educación social toda persona es capaz de ser persona, o dicho de otro modo toda persona es educable, tanto en conocimientos como en valores. Al igual que en la escuela para todos, se deben adaptar los métodos y estrategias para que todos los alumnos aprenda lo mismo independientemente de sus características personales, en la educación social también se debe hacer lo mismo. No existe una persona igual a otra, todas tienen condicionantes distintos, como económicos, culturales, motivaciones, experiencias personales más o menos traumáticas, y el educador  social debe adaptar sus métodos y estrategias dependiendo de las personas a las que va a atender o en el ámbito o colectivo que va a intervenir.
Si en la escuela para todos se da una vital importancia a la experiencia vivida y la interacción, en la educación social también es muy importante las experiencias personales, íntimas y subjetivas, los acontecimientos sociales y las experiencias del grupo, y la interacción, referido a las relaciones e intercambios que se establecen con personas, tanto semejantes como diferentes. Se debe dar valor a la persona, independientemente de su raza, etnia, credo, apariencia, deficiencia.
En la escuela para todos, el aprendizaje debe ser colectivo, entre iguales, no sólo entre profesor y adulto. Lo mismo debe ocurrir en la educación social, el educador social debe ser un facilitador de las relaciones humanas, que existan interacciones y experiencias para enriquecerse unos a otros, conocernos mejor, para superar las desigualdades, se  debe aprender unos de otros.
Las estrategias de agrupamientos flexibles, proyectos, talleres, seminarios, rincones, módulos, tutoría entre iguales, role play, webquest, son totalmente válidas para una enseñanza en un entorno no formal, como es la educación social, como puedan ser educación de adultos, inmigrantes, inadaptados, colectivos en riesgo de exclusión social, personas dependientes, reclusos/as, prostitución.
En estos procesos se logra un importante aumento del aprendizaje instrumental y dialógico, de la competencia y la solidaridad.
Las condiciones necesarias para que se puedan llevar a cabo la escuela para todos son muchas, pero las más importantes son las que se destacan en la formación de comunidades de aprendizaje: reconocer que el aprendizaje cada vez depende menos del aula y cada vez más de la correlación aula, calle y domicilio. Para esto las familias deben tomar conciencia de ello, y no dejar solamente en manos de la escuela la educación de sus hijos. La familia, el entorno, el contexto, las experiencias, junto con la escuela forman parte de un todo que tiene como final la educación y la enseñanza. Se deben transformar las escuelas en comunidades de aprendizaje, que exigen un modelo igualitario de sociedad de la información, no con una adaptación, sino con una transformación del contexto. Usar el aprendizaje dialógico, en vez del significativo. Hay que sensibilizar y tomar  decisiones.
Los casos en que no podrían llevarse a cabo, son cuando existan dobles discursos, como que queremos lo mejor para nuestros hijos, pero para los hijos de los demás se pueden arreglar con las nociones básicas. Se debe prescindir de posiciones egoístas, y pensar que todos pueden y deben aprender. Si las personas adultas no se implican en la transformación del contexto y en aplicar las estrategias oportunas, si van por un lado, profesores por otro, claustro, el centro, el fracaso está asegurado.
Es decir, la mayor dificultad para llevar a cabo la escuela para todos, es la de poner de acuerdo a todas las partes interesadas, así como la búsqueda de recursos, organizar grupos de trabajo, organizar el aula.
Es difícil encontrar hoy en día algún ejemplo de escuela para todos, ya que aunque no sea algo utópico, sí que es difícil de aplicar en la sociedad actual, sobre todo por la falta de recursos, sobre todo económicos, por la falta de implicación del profesorado y de adultos o familias, ya que se requiere un esfuerzo y participación de todos ellos. Son muchos casos en los que las familias delegan la educación de sus hijos en la escuela, y no se dan cuenta que la educación es tarea de muchos factores, además de la escuela, de todos los que ocurren fuera de ella, y que en mayor o menor medida afectan al alumno. Si que conozco la escuela integradora, en donde alumnos con discapacidades se integran en el aula y se les da el mismo currículo que a los demás alumnos, habiendo una atención especial por parte del profesor y profesionales cuando sea necesario, además de adaptar el currículo a sus características para que pueda superar con éxito el curso.
La escuela que he conocido no tiene nada que ver con la escuela para todos, en mis tiempos éramos meros receptores de información para memorizar y volcar en un papel el día del examen, aunque me temo que no ha cambiado mucho a día de hoy. En la escuela actual sí que se da importancia a conocer contextos culturales fuera del aula, a participar en ellos, a implicarse en proyectos solidarios, innovadores, pero lo que no se ha logrado superar es el alto fracaso escolar. Algo no funciona cuando existe este alto fracaso escolar, y una posible causa sea el no adaptar la escuela y la enseñanza las características de los alumnos, ya que según los datos, muchos alumnos no se adaptan a la escuela.
Este el gran reto, hacer de la escuela un lugar en donde todos sean capaces de aprender, partiendo de que todos son capaces, y nadie debe quedar excluido de este proceso.

Diversidad versus Homogeneidad en Educación

 La diversidad es algo natural, es decir, algo que la propia naturaleza ha creado o desarrollado. Existe una gran variedad en todas las especies animales y vegetales, minerales, y cómo no, también en la especia humana. Se debe reconocer la diversidad como una característica humana.
Esta diversidad, hace que todos no seamos iguales, es decir, que seamos diferentes, en cultura, color de piel, costumbres, formas de vivir, comer, lenguajes, creencias, etc.., es decir, hay un diversidad cultural. Lo que hay que entender es que el hecho de ser diferentes no nos hace mejores a otros, ninguna diferencia deber ser motivo de conflicto, ni de superioridad ni de inferioridad. Simplemente diferentes, y debemos aceptarnos los unos a los otros tal como somos, sin estereotipos, superándolos, sobre todo, gracias a la Educación.
Al existir diferencias, se crean grupos culturales a priori, confundiéndose diversidad cultural con categorización social. Estas categorías sociales informan sobre los grupos sociales, pero no sobre las personas que las integran. Hace mucho tiempo que la categoría social la da el dinero, apareciendo el concepto de clase social. El describir a las personas en función de sus diferencias, conlleva el peligro de juzgar erróneamente, o tener apreciaciones morales, lo que hace de alguna forma ejercer el poder sobre el otro.
No debemos de caer en la trampa de la homogeneidad, es decir, ordenar, clasificar y controlar deliberadamente. Si creamos grupos homogéneos estamos realzando las diferencias y creando grupos o guetos, impidiendo el intercambio cultural entre ellos, con la riqueza que conlleva dicho intercambio. Todos debemos aprender de todos, y ninguna cultura se superior a la otra. Todas aportan.
En educación, la igualdad se entiende como el derecho a tener las mismas posibilidades de acceso a ella, con los mismos recursos materiales y humanos, sin tener en cuenta el origen social o las posibilidades económicas. Aunque es difícil lograr una completa igualdad de oportunidades, hay que luchar para que se incremente, se favorezca y se extienda. La igualdad de oportunidades no se debe entender como igualdad en los resultados, sino igualdad en los recursos para lograr esos resultados.
El problema en la educación surge cuando la diversidad genera procesos de educación diferentes o adaptados a las diferencias de los alumnos, corriéndose el riesgo de penalizar al estudiante antes de ofrecerle la oportunidad de aprender. El estudiante, sea como sea, siempre merece una oportunidad, la responsabilidad de dársela es de las instituciones educativas y sus trabajadores.
Pienso que se recurre a la homogeneidad de los alumnos por ser lo más fácil y cómodo para los profesionales de la educación. Esta homogeneidad del alumnado o agrupación según características, conlleva el riesgo de que alumnos no encajen en ese grupo o modelo por las razones que sean, apareciendo el fracaso escolar, y que las expectativas de los profesores sobre los alumnos no se cumplan y viceversa. El argumento de la homogeneidad también recurre al trato igualitario, para ser justos, tratándoles de la misma forma. Esta forma de educar encubre las diferencias o bagajes personales, lo que no les hace justicia.
Esta forma de educar bajo la heterogeneidad o diversidad lleva ventajas, pero es más difícil y complicado llevarla a cabo. El esfuerzo del educador es mayor y debe de contar con la ayudad de otros educadores especializados. También conlleva esfuerzos económicos, como reducir las ratios, contratar educadores especializados, dividir el currículo en una parte de competencias indispensables y otra complementaria. En los tiempos que corren, el hablar de esfuerzos económicos…., habrá que conformarse con evitar los recortes.
El educar con diversidad significa que la variedad cultural aporta nuevos valores a los alumnos, nuevas culturas, formas de ver la vida, abrirse al mundo y su conocimiento y diversidad cultural. Los problemas se pueden resolver entre ellos, ayudándose unos a otros, y explicando el porqué de su forma de vestir o vivir. De esta forma se sienten valorados, y ayudar al profesor en su labor.
El profesorado debe aportar su grano de arena en este tipo de educación, teniendo la capacidad de extraer las ideas que considere más importantes para asegurarse que todos los alumnos, aunque sea a un ritmo diferente, vayan adquiriendo progresivamente esas ideas. Se debe centrar que todo el alumnado aprenda lo fundamental, e involucrar a todo el alumnado en ello, aprendiendo de una forma activa, viéndose la diversidad como una riqueza positiva para el grupo, en vez de cómo un problema u obstáculo para alcanzar objetivos individuales marcados desde fuera.

martes, 27 de diciembre de 2011

Alta Capacidad y Género


En las úlimas décadas en los paises desarrollados ha tenido lugar un importante avance hacia la igualdad de los hombres y las mujeres en los ámbitos educativos y sociales. El desarrollo evolutivo de los chicos y chicos mas capaces, en la infancia se muestra mas evidente en las chicas, ambos generos establecen los esteoritipos del papel sexual; los intereses, actitudes y aspiraciones de las chicas dotadas son más similares a los chicos dotados que a la media de las chicas en general. En la adolescencia se producen cambios diferenciales en las actitudes, aspiraciones y rendiminento. Los chicos valoran mejor la aceleración parcial de curso o los programas de enriquecimiento fuera del aula ordinaria; las chicas prefieren permanecer con sus iguales de edad. En la adolescencia las chicas temen destacar más que sus iguales de uno y otro sexo; pasan del deseo de autoestima y éxito al amor y pertenencia, decrece el autoconcepto en si mismas (aparece el síndrome de cenicienta). Tiene miedo al éxito o temor a verse rechazadas por destacar y por hacerlo en un campo reservado tradicionalmente a los hombres. En la juventud ambos generos mantienen altos rendimientos. La sociedad apoya el alto rendimiento académico en ámbos géneros, aunque el mensaje sobre su rendimiento profesional es más ambiguo y las chicas se siente perplejas o prefieren no pensar cómo compaginar planes profesionales de alto nivel con matrimonio y familia. Hay otras que incómodas con un compromiso profesional que pueden tener que abandonar, optan por metas más bajas y cambian de planes académicos y profesionales. El síndrome de cenicienta y la falta de previsión del futuro es más típico entre ellas. Los chicos planifican mejor su futuro porque los padres y el entorno ejercen sobre ellos mayor presión en ese sentido. En la edad adulta decae el rendimiento profesional de las mujeres inteligentes. La edad de casarse y tener hijos son determinantes para el futuro profesional de las mujeres brillantes. Cortar el desarrollo profesional en los últimos años de la juventud, conduce a situaciones casi irreversibles en cuanto al grado y nivel de logros posteriores. Se espera de las mujeres que asuman cargas familiares no asumidas por la mayoría de los hombres, y las más inteligentes se encuentran a menudo atrapadas entre sus vidas personales y profesionales.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Teoría y praxis en la Educación Social

Los educadores sociales tienen un probema para realizar su trabajo, ya que las competencias adquiridas en la Universidad, están basadas en una lógica disciplinar. La gran mayoría , de las materias aprendidas no les van a servir luego para el mundo profesional. La formación que se imparte y la supuesta capacitación profesional que se adquiere para actuar en el escenario laboral es una mera ilusión. Muchas disciplinas se incluyen siguiendo criterios poco fundados, alegando que son imprescindibles, pero no se sabe muy para qué y por qué.
La solución es acercarse, adentrarse, tomar contacto con el mundo profesional del educador social por parte de la Universidad y sus formadores. La formación debe estar relacionada con la acción de los profesionales en sus situaciones laborales educativas. Se debe pasar del profesor explicador al facilitador y mediador de procesos que promueven el trabajo y el pensar en grupo, del alumno individual a los estudiantes como grupo de trabajo con relaciones y experiencias, del temario de clase a los procedimientos, de la explicación y prescripción a la construcción colectiva de conocimientos en el aula, del énfasis en diseño de programas y proyectos al abordaje de prácticas y promoción de experiencias, de programas que partan de situaciones reales. Y sobre todo del acercamiento entre educadores y formadores, reducir la distancia social entre ellos.
Para este trabajo se deben realizar operaciones mentales, para determinar unas u otras acciones según la situación, por lo que las competencias no deben dar la espalda  a los saberes, a las disciplinas contempladas, pero como recursos, no como fines.
La formación debe tener en cuenta más aspectos relacionados con la praxis de la profesión, que con los cognitivos, los dos son importantes, y que deben ir de la mano. Aunque sea verdad que algunas materias no vayan a servir para la futura profesión, no se debe olvidar que una buena teoría es fundamental para una buena práctica.
El problema de esta profesión es que se trabaja con personas, seres humanos, lo que complica mucho la labor profesional, y en donde la teoría y lo estudiado en la Universidad puede servir de poco, ya que interviene factores imprevisibles, sentimientos, emociones, empatías hacia las personas, y seguramente, que se traten de personas en riesgo de exclusión social, con problemas de drogadicción, paro, vivienda, racismo. Por ello es muy importante hacer una formación basada sobre todo en la práctica, que los formadores entienda y sepan los problemas que se van a encontrar los educadores cuando dejen la Universidad y se enfrenten de forma real a los problemas sociales, reales, existentes en la sociedad. Unos buenos proyectos pueden servir para muchos casos y aporten soluciones, pero la vivencia diaria del educador con las personas, es la mejor forma de crear y elaborar proyectos, ya que ese contacto le va a proporcionar información que él, como educador, sabrá canalizar para crear el proyecto que mejor convenga en cada caso.

Educación Social en la educación formal

Se está viendo una incapacidad por parte de la escuela de afrontar las nuevas realidades sociales que se presentan en ella, teniendo que entrar en la escuela los educadores sociales para poder dar respuesta a estas nuevas realidades. Nuevas realidades que han hecho surgir o incrementar las necesidades de apoyo a estructuras familiares nuevas, de políticas y estrategias que ayuden a la emigración, de políticas inclusivas de la discapacidad, de atención a la realidad de gente mayor activa y a la de gente mayor dependiente.
La escuela afronta la dificultad de adecuarse a nuevas realidades sociales, como un progresivo aumento de los escolares que no se adaptan a las exigencias de la cultura escolar, la irrupción de las TIC como competencia seria de la escuela. La escolarización obligatoria de toda la población infantil y adolescente ha llevado a tener que absorber gran diversidad de alumnado, y una parte de él no sintoniza con facilidad con las normas y pautas culturales que predominan en la escuela. Afronta un doble desafío: adecuarse a las características de la sociedad del conocimiento, de las TIC, de la globalización, del multiculturalismo… y responder a una diversidad cada vez mayor de su alumnado. Problemas de convivencia, rechazo escolar, precariedad laboral que hace que los alumnos salgan más tarde de la escuela. Todos estos problemas hacen que el profesorado no se vea capaz, por sí solo, de dar respuesta a todos ellos. Se habla de crisis de la escuela, a menudo el profesorado se encuentra desconcertado, con cierta sensación de soledad.
Ante este panorama, la presencia de educadores sociales en los centros intenta ser una primera respuesta, ya que una de las funciones de los educadores sociales es atender a las nuevas demandas sociales. En las aulas se debe hablar también de educación social: de emociones, de conflictos sociales, de la televisión, de la marginación, de la violencia, de las tribus urbanas, de la droga, de los skins….
La entrada de los educadores sociales en las aulas supone la oportunidad para trabajar conjuntamente con el profesorado y reflexionar sobre la función integradora de la institución escolar, de introducir nuevas maneras de enfocar las situaciones educativas. Se debe de construir un nuevo concepto de intervención educativa, pero sin caer en el riesgo de la reproducción de hábitos. El educador social trazará puentes entre la cultura escolar y las formas culturales de las comunidades en donde se ubica los centros.
El trabajo debe ser colaborativo con el profesorado de los centros escolares, se deben ayudar mutuamente, en una acción comunitaria. Avanzar hacia planteamientos comunitarios, en los cuales la propia comunidad es agente educadora y, a la vez, sujeto educando, corresponsabilidad educativa de la comunidad.
El autor del artículo nos plantea la necesidad de trabajar conjuntamente el profesorado y los educadores sociales dentro de la escuela. Esto crea un nuevo ámbito de trabajo para los educadores sociales y deben saber aprovechar esta oportunidad, porque no el aprovecharla entrañaría una negativa concepción de la Educación Social, e incluso de la Pedagogía Social, no sabiendo hacer frente a nuevas demandas de la sociedad.
Para que el resultado de este trabajo sea positivo la colaboración entre docentes y educadores debe ser amplia, bajo un enfoque global, construyendo un concepto de intervención educativa, entendiendo que la participación de los educadores también puede ser indirecta, colaborando en análisis, diseño de medios, programas, situaciones.
La colaboración debe ir más allá de una simple colaboración técnica, aún sabiendo de la complejidad del proceso de participación de los educadores en la institución escolar. Debe ser un proceso pausado, que requiere su tiempo, y que no habrá soluciones a corto plazo.