domingo, 13 de noviembre de 2011

Teoría y praxis en la Educación Social

Los educadores sociales tienen un probema para realizar su trabajo, ya que las competencias adquiridas en la Universidad, están basadas en una lógica disciplinar. La gran mayoría , de las materias aprendidas no les van a servir luego para el mundo profesional. La formación que se imparte y la supuesta capacitación profesional que se adquiere para actuar en el escenario laboral es una mera ilusión. Muchas disciplinas se incluyen siguiendo criterios poco fundados, alegando que son imprescindibles, pero no se sabe muy para qué y por qué.
La solución es acercarse, adentrarse, tomar contacto con el mundo profesional del educador social por parte de la Universidad y sus formadores. La formación debe estar relacionada con la acción de los profesionales en sus situaciones laborales educativas. Se debe pasar del profesor explicador al facilitador y mediador de procesos que promueven el trabajo y el pensar en grupo, del alumno individual a los estudiantes como grupo de trabajo con relaciones y experiencias, del temario de clase a los procedimientos, de la explicación y prescripción a la construcción colectiva de conocimientos en el aula, del énfasis en diseño de programas y proyectos al abordaje de prácticas y promoción de experiencias, de programas que partan de situaciones reales. Y sobre todo del acercamiento entre educadores y formadores, reducir la distancia social entre ellos.
Para este trabajo se deben realizar operaciones mentales, para determinar unas u otras acciones según la situación, por lo que las competencias no deben dar la espalda  a los saberes, a las disciplinas contempladas, pero como recursos, no como fines.
La formación debe tener en cuenta más aspectos relacionados con la praxis de la profesión, que con los cognitivos, los dos son importantes, y que deben ir de la mano. Aunque sea verdad que algunas materias no vayan a servir para la futura profesión, no se debe olvidar que una buena teoría es fundamental para una buena práctica.
El problema de esta profesión es que se trabaja con personas, seres humanos, lo que complica mucho la labor profesional, y en donde la teoría y lo estudiado en la Universidad puede servir de poco, ya que interviene factores imprevisibles, sentimientos, emociones, empatías hacia las personas, y seguramente, que se traten de personas en riesgo de exclusión social, con problemas de drogadicción, paro, vivienda, racismo. Por ello es muy importante hacer una formación basada sobre todo en la práctica, que los formadores entienda y sepan los problemas que se van a encontrar los educadores cuando dejen la Universidad y se enfrenten de forma real a los problemas sociales, reales, existentes en la sociedad. Unos buenos proyectos pueden servir para muchos casos y aporten soluciones, pero la vivencia diaria del educador con las personas, es la mejor forma de crear y elaborar proyectos, ya que ese contacto le va a proporcionar información que él, como educador, sabrá canalizar para crear el proyecto que mejor convenga en cada caso.

Educación Social en la educación formal

Se está viendo una incapacidad por parte de la escuela de afrontar las nuevas realidades sociales que se presentan en ella, teniendo que entrar en la escuela los educadores sociales para poder dar respuesta a estas nuevas realidades. Nuevas realidades que han hecho surgir o incrementar las necesidades de apoyo a estructuras familiares nuevas, de políticas y estrategias que ayuden a la emigración, de políticas inclusivas de la discapacidad, de atención a la realidad de gente mayor activa y a la de gente mayor dependiente.
La escuela afronta la dificultad de adecuarse a nuevas realidades sociales, como un progresivo aumento de los escolares que no se adaptan a las exigencias de la cultura escolar, la irrupción de las TIC como competencia seria de la escuela. La escolarización obligatoria de toda la población infantil y adolescente ha llevado a tener que absorber gran diversidad de alumnado, y una parte de él no sintoniza con facilidad con las normas y pautas culturales que predominan en la escuela. Afronta un doble desafío: adecuarse a las características de la sociedad del conocimiento, de las TIC, de la globalización, del multiculturalismo… y responder a una diversidad cada vez mayor de su alumnado. Problemas de convivencia, rechazo escolar, precariedad laboral que hace que los alumnos salgan más tarde de la escuela. Todos estos problemas hacen que el profesorado no se vea capaz, por sí solo, de dar respuesta a todos ellos. Se habla de crisis de la escuela, a menudo el profesorado se encuentra desconcertado, con cierta sensación de soledad.
Ante este panorama, la presencia de educadores sociales en los centros intenta ser una primera respuesta, ya que una de las funciones de los educadores sociales es atender a las nuevas demandas sociales. En las aulas se debe hablar también de educación social: de emociones, de conflictos sociales, de la televisión, de la marginación, de la violencia, de las tribus urbanas, de la droga, de los skins….
La entrada de los educadores sociales en las aulas supone la oportunidad para trabajar conjuntamente con el profesorado y reflexionar sobre la función integradora de la institución escolar, de introducir nuevas maneras de enfocar las situaciones educativas. Se debe de construir un nuevo concepto de intervención educativa, pero sin caer en el riesgo de la reproducción de hábitos. El educador social trazará puentes entre la cultura escolar y las formas culturales de las comunidades en donde se ubica los centros.
El trabajo debe ser colaborativo con el profesorado de los centros escolares, se deben ayudar mutuamente, en una acción comunitaria. Avanzar hacia planteamientos comunitarios, en los cuales la propia comunidad es agente educadora y, a la vez, sujeto educando, corresponsabilidad educativa de la comunidad.
El autor del artículo nos plantea la necesidad de trabajar conjuntamente el profesorado y los educadores sociales dentro de la escuela. Esto crea un nuevo ámbito de trabajo para los educadores sociales y deben saber aprovechar esta oportunidad, porque no el aprovecharla entrañaría una negativa concepción de la Educación Social, e incluso de la Pedagogía Social, no sabiendo hacer frente a nuevas demandas de la sociedad.
Para que el resultado de este trabajo sea positivo la colaboración entre docentes y educadores debe ser amplia, bajo un enfoque global, construyendo un concepto de intervención educativa, entendiendo que la participación de los educadores también puede ser indirecta, colaborando en análisis, diseño de medios, programas, situaciones.
La colaboración debe ir más allá de una simple colaboración técnica, aún sabiendo de la complejidad del proceso de participación de los educadores en la institución escolar. Debe ser un proceso pausado, que requiere su tiempo, y que no habrá soluciones a corto plazo.