domingo, 10 de febrero de 2013

Educación Inclusiva


Hemos visto como el sistema escolar, una vez superado el planteamiento de la Educación Especial que condujo a la segregación, acepta en su sistema ordinario a los alumnos con discapacidades, siempre que sea posible y los especialistas así lo aconsejen. Es la llamada Integración en la escuela. Pero esta integración no está exenta de ajustes sobre lo que se considera normal, lo que hace resaltar la diferencia, es decir, lo no normal, por lo que los compañeros pueden percibir un trato distinto o extraño, y los profesores como un trabajo extra.
Nos parece un acierto el integrar en la escuela ordinaria a alumnos con discapacidades, ya que al estar en contacto con compañeros, aprenden a socializarse, se dan cuenta de la realidad, de cómo es el mundo en dónde viven, y las dificultades que se pueden encontrar. Su cerebro intenta ir al ritmo de los demás, cosa que estando apartados o segregados no haría. Puede que aprendan a un ritmo menor, o que aprendan menos que otros, pero no están marginados o segregados, que nos parece más importante que el aprender más o menos. Al estar en la escuela ordinaria pueden participar en todos los actos que ésta organiza, y con ayuda de todos sus compañeros y profesores, puede sacar los objetivos mínimos fijados. Decir que no sólo alumnos con discapacidades tienen dificultades en la escuela ordinaria, también están los inadaptados, los superdotados, los que sufren acoso escolar, maltrato en el hogar, problemas familiares, económicos,… Todo esto nos lleva a la conclusión que la escuela ordinaria no es solamente un sitio para enseñar, sino también un sitio de socialización y vertebración de la sociedad, de educación cívica, de valores, de personas de toda la sociedad. La escuela además de enseñar debe educar, y haciendo diferenciaciones y segregaciones no se consigue.
 Pero el planteamiento de la integración, como hemos dicho anteriormente, necesita de ajustes y trabajos extras, enfocando el trabajo a un sentido exclusivamente individualista, centrado en la problemática individual, con estrategias centradas en el individuo. Si a ello le añadimos el término “especial”, con el paso del tiempo adquiere un sentido peyorativo. Esto ha llevado a utilizar otros términos, como el de “necesidades educativas específicas”, o más amplios como “atención a la diversidad” o “inclusión educativa”. Se propone, en vez de un enfoque individualista, un enfoque más social, desde un planteamiento basado en que la discapacidad no es un atributo de la persona, sino un complicado conjunto de condiciones, muchas de ellas creadas por el ambiente social, de índole político. A veces, las discapacidades las crea la sociedad, no las lleva la persona, y muchas personas que se consideran capaces para unas cosas, son incapaces para otras.
La educación inclusiva tiene como característica fundamental la preocupación por la diversidad, la reestructuración por las escuelas y la vinculación con la sociedad. Se basa en la valoración de la diversidad como elemento enriquecedor, y en consecuencia, favorecedor del desarrollo humano. Se considera una escuela diferente por no ser una escuela para un determinado tipo de alumnos, sino que es para todos.
La educación inclusiva implica que todos sus alumnos aprendan al máximo, en oposición a los objetivos mínimos establecidos tradicionalmente, juntos e independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales, y por tanto, se incluyen al alumnado con discapacidad. De esta forma todos los estudiantes son valorados por sí mismos. Este planteamiento considera que no existe ninguna razón legítima para separar a los niños, reduciendo el miedo, los prejuicios y aumentar el respeto y la comprensión hacia las personas con discapacidad. Todos los alumnos pueden beneficiarse de una enseñanza adaptada a sus necesidades y no sólo los alumnos con discapacidades.
La inclusión conlleva cambios más radicales que la integración, implica una reestructuración del entorno-ambiente (organización, currículum, métodos, recursos y procedimientos) para prestar atención a todos los alumnos, además no es algo puntual, su desarrollo no tiene fin, pues tiene como objeto el incrementar el aprendizaje y la participación de la diversidad de estudiantes, la atención adecuada a la diversidad de las necesidades educativas. Para ello se plantea transformar la cultura, la organización y las prácticas en las instituciones educativas, eliminar barreras físicas, educativas e institucionales que limitan el aprendizaje de todos los estudiantes para que todos tengan cabida, realizar una reflexión sobre las barreras existentes para la participación y el aprendizaje, adaptar y articular espacios y recursos personales (profesorado, familia iguales) y materiales oportunos. Otro tipo de barreras pueden ser las propias creencias del profesorado, de la familia e incluso de los propios alumnos con discapacidad. Si algún alumno necesita algún tipo de refuerzo, no debe suponer la pérdida de oportunidades con respecto al resto, se debe dotarse de los recursos necesarios, como por ejemplo, con profesionales en el aula o clases de refuerzo en horarios diferentes.
La educación inclusiva considera a la educación separada como parte de la educación general, considera válidas todas las formas de escolarización existentes, siempre que respondan de la mejor forma posible a las necesidades de un alumno en particular. Por lo tanto la educación inclusiva no se refiere tanto a la colocación de un estudiante como a su participación en la sociedad. Sea cual sea el tipo de escolarización adoptada, el centro educativo ha de promover su participación mediante la convicción de su pertenencia a una comunidad, comprometiéndose con su propio desarrollo y el de su entorno. Una persona con discapacidad pertenece a una comunidad escolar y social. Con este planteamiento se comienza a luchar contra la exclusión.
La educación inclusiva tiene como propósito prestar una atención educativa que favorezca el máximo desarrollo posible de todo el alumnado y la cohesión de todos los miembros de la comunidad.
La comunidad educativa está integrada por todas las personas relacionadas con el centro: alumnos, profesores, familias, otros profesionales que trabajan en el centro, administración educativa, administración local, instituciones y organizaciones sociales.
Todos los componentes de la comunidad educativa colaboran para ofrecer una educación de calidad y garantizar la igualdad de oportunidades a todo el alumnado para participar en un proceso de aprendizaje permanente. La inclusión educativa se guía por los siguientes principios fundamentales:
  1. La escuela debe educar en el respeto de los Derechos Humanos y, para hacerlo, organizarse y funcionar de acuerdo con los valores y principios democráticos.
  2. Todos los miembros de la comunidad colaboran para facilitar el crecimiento y desarrollo personal y profesional individual, a la vez que el desarrollo y la cohesión entre los iguales y con los otros miembros de la comunidad.
  3. La diversidad de todas las personas que componen la comunidad educativa se considera un hecho valioso que contribuye a enriquecer a todo el grupo y favorecer la interdependencia y la cohesión social.
  4. Se busca la equidad y la excelencia para todos los alumnos y se reconoce su derecho a compartir un entorno educativo común en el que cada persona sea valorada por igual.
  5. La atención educativa va dirigida a la mejora del aprendizaje de todo el alumnado, por lo que ha de estar adaptada a las características individuales.
  6. La necesidad educativa se produce cuando la oferta educativa no satisface las necesidades individuales. Consecuentemente, la inclusión implica identificar y minimizar las dificultades de aprendizaje y la participación y maximizar los recursos de atención educativa en ambos procesos.

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