Se parte del hecho básico y fundamental de que toda persona tiene derecho a la enseñanza, pero este hecho tan lógico no implica que todas las personas tengan las mismas oportunidades y acceso a dicha enseñanza, y acaben con resultados satisfactorios. Existen una serie de factores que hacen que no todos los alumnos acaben su enseñanza obligatoria, y sobre todo no la aprovechen para su futuro y su vida. Los alumnos no son todos iguales, cada uno tiene unas características personales que los hacen diferentes unos de otros, unos con unas capacidades y otros con otras, ocurriendo que muchos alumnos no tienen las capacidades necesarias para superar con éxito la enseñanza obligatoria, tal y como está en funcionamiento actualmente. El sistema de enseñanza bancaria (Paulo Freire), en donde el profesor es el poseedor del conocimiento y lo deposita en los alumnos, como meros elementos pasivos y receptores de ese conocimiento debe ser superado. Este tipo de enseñanza está llevando al fracaso escolar a muchos alumnos.
La escuela para todos reivindica la capacidad de la escuela para potenciar las habilidades y capacidades de todos los alumnos, quiere conseguir experiencias educativas valiosas y significativas para todos los estudiantes, garantizando el logro de objetivos educativos de todos los alumnos. El profesor debe asumir un papel de facilitador del conocimiento, un mero intermediario entre el conocimiento y el alumno, dejando que el estudiante construya su conocimiento (constructivismo), sobre todo a través de la experiencia y la interacción (John Dewey), con un aprendizaje personal. El aprendizaje debe ser una construcción colectiva de conocimiento, que debe estar unida a las experiencias y sus entornos. Se debe promover el aprendizaje en colaboración con otras personas, no sólo con profesores y adultos, sino también entre iguales. Enseñar y aprender deben ser parte de la misma experiencia o proceso.
La escuela para todos parte del fundamento de que el aprendizaje es posible para todos, teniendo en cuenta las diferencias socio-culturales de los estudiantes, ya que como decimos no todos somos iguales, no hemos llegado a la enseñanza en las mismas condiciones, con las mismas experiencias, tenemos diferentes estilos de aprendizaje, motivaciones, asumiendo que estas diferencias no han sido creadas por supuestas deficiencias genéticas o discapacidades del alumno.
Dicho esto, la escuela para todos, reconoce que al estudiante como constructor de su propio conocimiento a través de sus experiencias escolares, formales y no formales. Hay que ser capaces de reconocer los puntos fuertes del estudiante y sus capacidades, las cuales se deben potenciar. A su vez el estudiante se responsabiliza de su aprendizaje, siendo activo y comprometido. Se le debe de proporcionar las herramientas y medios adecuados que den sentido a su experiencia de aprendizaje, en donde los profesores deben ser los que permitan la colaboración y la interacción, con un aprendizaje relevante, es decir, que lo que el estudiante aprende sea relevante o significativo para él. El papel del profesor debe ser de facilitador, capaz de planear y diseñar actividades con cuestiones reflexivas para estimular la exploración, implicación y reflexión. Es muy importante que al presentar estas actividades, el profesor se dé cuenta de que pueden llegar al estudiante de forma que pueda utilizar sus diversas capacidades y completar con éxito la actividad, es decir, cada alumno según sus capacidades debe realizar con éxito las actividades, ningún alumno debe quedar al margen, cada uno debe aprovechar sus capacidades.
Objetivos, recursos, actividades de la escuela para todos aplicables a programas proyectos educativos no formales, realizados por los educadores sociales.
Pienso que hay muchas similitudes entre la escuela para todos en el ámbito formal y entre el ámbito no formal. Si en la escuela para todos se piensa que todo alumno es capaz de aprender, en la educación social toda persona es capaz de ser persona, o dicho de otro modo toda persona es educable, tanto en conocimientos como en valores. Al igual que en la escuela para todos, se deben adaptar los métodos y estrategias para que todos los alumnos aprenda lo mismo independientemente de sus características personales, en la educación social también se debe hacer lo mismo. No existe una persona igual a otra, todas tienen condicionantes distintos, como económicos, culturales, motivaciones, experiencias personales más o menos traumáticas, y el educador social debe adaptar sus métodos y estrategias dependiendo de las personas a las que va a atender o en el ámbito o colectivo que va a intervenir.
Si en la escuela para todos se da una vital importancia a la experiencia vivida y la interacción, en la educación social también es muy importante las experiencias personales, íntimas y subjetivas, los acontecimientos sociales y las experiencias del grupo, y la interacción, referido a las relaciones e intercambios que se establecen con personas, tanto semejantes como diferentes. Se debe dar valor a la persona, independientemente de su raza, etnia, credo, apariencia, deficiencia.
En la escuela para todos, el aprendizaje debe ser colectivo, entre iguales, no sólo entre profesor y adulto. Lo mismo debe ocurrir en la educación social, el educador social debe ser un facilitador de las relaciones humanas, que existan interacciones y experiencias para enriquecerse unos a otros, conocernos mejor, para superar las desigualdades, se debe aprender unos de otros.
Las estrategias de agrupamientos flexibles, proyectos, talleres, seminarios, rincones, módulos, tutoría entre iguales, role play, webquest, son totalmente válidas para una enseñanza en un entorno no formal, como es la educación social, como puedan ser educación de adultos, inmigrantes, inadaptados, colectivos en riesgo de exclusión social, personas dependientes, reclusos/as, prostitución.
En estos procesos se logra un importante aumento del aprendizaje instrumental y dialógico, de la competencia y la solidaridad.
Las condiciones necesarias para que se puedan llevar a cabo la escuela para todos son muchas, pero las más importantes son las que se destacan en la formación de comunidades de aprendizaje: reconocer que el aprendizaje cada vez depende menos del aula y cada vez más de la correlación aula, calle y domicilio. Para esto las familias deben tomar conciencia de ello, y no dejar solamente en manos de la escuela la educación de sus hijos. La familia, el entorno, el contexto, las experiencias, junto con la escuela forman parte de un todo que tiene como final la educación y la enseñanza. Se deben transformar las escuelas en comunidades de aprendizaje, que exigen un modelo igualitario de sociedad de la información, no con una adaptación, sino con una transformación del contexto. Usar el aprendizaje dialógico, en vez del significativo. Hay que sensibilizar y tomar decisiones.
Los casos en que no podrían llevarse a cabo, son cuando existan dobles discursos, como que queremos lo mejor para nuestros hijos, pero para los hijos de los demás se pueden arreglar con las nociones básicas. Se debe prescindir de posiciones egoístas, y pensar que todos pueden y deben aprender. Si las personas adultas no se implican en la transformación del contexto y en aplicar las estrategias oportunas, si van por un lado, profesores por otro, claustro, el centro, el fracaso está asegurado.
Es decir, la mayor dificultad para llevar a cabo la escuela para todos, es la de poner de acuerdo a todas las partes interesadas, así como la búsqueda de recursos, organizar grupos de trabajo, organizar el aula.
Es difícil encontrar hoy en día algún ejemplo de escuela para todos, ya que aunque no sea algo utópico, sí que es difícil de aplicar en la sociedad actual, sobre todo por la falta de recursos, sobre todo económicos, por la falta de implicación del profesorado y de adultos o familias, ya que se requiere un esfuerzo y participación de todos ellos. Son muchos casos en los que las familias delegan la educación de sus hijos en la escuela, y no se dan cuenta que la educación es tarea de muchos factores, además de la escuela, de todos los que ocurren fuera de ella, y que en mayor o menor medida afectan al alumno. Si que conozco la escuela integradora, en donde alumnos con discapacidades se integran en el aula y se les da el mismo currículo que a los demás alumnos, habiendo una atención especial por parte del profesor y profesionales cuando sea necesario, además de adaptar el currículo a sus características para que pueda superar con éxito el curso.
La escuela que he conocido no tiene nada que ver con la escuela para todos, en mis tiempos éramos meros receptores de información para memorizar y volcar en un papel el día del examen, aunque me temo que no ha cambiado mucho a día de hoy. En la escuela actual sí que se da importancia a conocer contextos culturales fuera del aula, a participar en ellos, a implicarse en proyectos solidarios, innovadores, pero lo que no se ha logrado superar es el alto fracaso escolar. Algo no funciona cuando existe este alto fracaso escolar, y una posible causa sea el no adaptar la escuela y la enseñanza las características de los alumnos, ya que según los datos, muchos alumnos no se adaptan a la escuela.
Este el gran reto, hacer de la escuela un lugar en donde todos sean capaces de aprender, partiendo de que todos son capaces, y nadie debe quedar excluido de este proceso.
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